España es uno de los países de la Unión Europea con los precios de la luz más elevados, por lo que muchos usuarios buscan formas para reducir su consumo y aliviar así sus presupuestos. Es cierto que hay muchos factores que se escapan a nuestro control, como el aumento del precio marcado por las eléctricas, los tramos horarios, o el lugar donde vivamos (no es lo mismo el clima en una zona de costa que de interior). Sin embargo, hay muchas cosas que sí podemos hacer para reducir la factura de la luz, a continuación os dejamos con varios consejos:
1. Ajustar el contrato de suministro a nuestras necesidades.
Parece algo muy obvio, pero realmente hay muchos usuarios que no tienen una tarifa acorde a sus necesidades. Antes de tomar cualquier decisión es muy importante estudiar nuestros hábitos de consumo y ver en qué horas y fechas nuestro consumo de luz se dispara o disminuye para tener toda la información necesaria antes de realizar cualquier cambio en nuestro contrato.
Una vez tengamos toda la información, podemos valorar tomar alguna de estas medidas:
– Comparar tarifas en distintas compañías. En el mercado libre las compañías eléctricas pueden poner sus propias tarifas, así como aplicar promociones y descuentos. También se pueden combinar suministros (por ejemplo luz y gas) y los precios son muchos más estables que en el mercado regulado, por lo que podemos estimar de forma más aproximada lo que vamos a pagar. Por otro lado el precio de la luz es más elevado que en el mercado regulado.
Para conseguir el máximo ahorro conviene conocer las distintas tarifas, promociones y descuentos que tienen las diferentes compañías para elegir la que más se adapte a nuestros hábitos de consumo.
– Valorar pasarse al mercado regulado. En esta tarifa el precio está regulado por el Estado, siendo de menor importe que en el mercado libre. El precio varía cada hora y día según lo que dicte el mercado, esto quiere decir que la electricidad es más cara en épocas de más consumo (por ejemplo verano e invierno debido al incremento de uso de aires acondicionados y calefacciones) así como en momentos de picos de consumo ocasionados por factores externos. En los tramos en los que la demanda no sea tan grande, la luz será más barata.
Este mercado no tiene compromiso de permanencia, no exige la contratación de servicios de mantenimiento y da acceso al bono social eléctrico, un descuento del 25% o del 40% para los consumidores vulnerables que cumplan ciertos requisitos.
– Ajustar la potencia por tramos. La potencia contratada representa una gran parte en la factura de la luz, ya que puede representar hasta un 20% del importe de la misma. Debido a esto, es importante no tener una potencia mucho mayor de la que necesitamos, pero contar con una potencia suficiente para poder usar todos los electrodomésticos necesarios. En la actualidad existen 2 tramos horarios (punta y valle) en los que se puede elegir de forma independiente la potencia de cada uno. Por ejemplo, si vas a tener un mayor consumo en el período valle, puedes subir la potencia contratada en ese intervalo, manteniéndolo más bajo en el período punta. Esta medida permite ahorrar en el apartado de la factura destinado a la potencia contratada.
En esta entrada no valoramos qué tarifa/mercado es mejor, ni cómo hay que ajustar la potencia contratada a un contrato específico, ya que cada consumidor tiene unas necesidades específicas. Nuestra recomendación es estudiar y analizar los hábitos de consumo propios y ponernos en manos de profesionales que puedan asesorarnos correctamente.
2. Reducir el consumo de electricidad.
Este es otro aspecto que a priori parece muy básico, sin embargo existen pequeños detalles que sin darnos cuenta van sumando en la factura de la luz. Aquí os dejamos algunos consejos muy sencillos:
– Comprobar el stand by de los electrodomésticos. Se trata del famoso piloto que queda encendido cuando los electrodomésticos no están funcionando, como en cafeteras, ordenadores y televisores, indicando que el dispositivo está suspendido en vez de apagado. Este es uno de los hábitos menos extendidos pero que puede hacernos ahorrar hasta un 10% en la factura de la luz.
Para apagar y encender los distintos aparatos de forma fácil y sencilla, recomendamos usar enchufes o regletas inteligentes, permitiendo cortar o suministrar corriente desde un smartphone con un simple toque.
– Disminuir el uso de la calefacción y el aire acondicionado. Existen muchas métodos de calentar una habitación, y es importante saber qué aparato usaremos para hacerlo. Los dispositivos de calefacción eléctrica pueden quintuplicar el gasto respecto a otras alternativas como el gas. Además es importante mantener una temperatura que ronde los 20ºC y 22ºC, y que puede bajar unos grados de noche.
Con el aire a condicionado ocurre algo similar. Vigilar que la temperatura se encuentre entre 24ºC y 26ºC es la clave para que el gasto en luz no se dispare. Los días algo más frescos podemos sustituir el aire por un ventilador, cuyo consumo es mucho menor.
Para mantener la temperatura de las habitaciones es fundamental comprobar que las puertas y ventanas mantienen la hermeticidad. En caso de que haya algún hueco por el que entre el aire exterior, se pueden usar burletes o silicona para sellarlo. También es importante invertir en ventanas con tecnología que permita mantener la temperatura, como rotura de puente térmico o doble cristal con cámara de aire.
– Optar por bombillas LED y hacer un uso responsable de las luces. Aunque son elementos bastante instaurados en los hogares y negocios, no viene mal recordar que la instalación de bombillas LED pueden suponer un ahorro de hasta el 80%. Aunque son más caras, el consumo de electricidad es mucho menor y además son hasta 12 veces más duraderas, lo que a la larga compensa la inversión.
En relación con este apartado, está el consejo más obvio, aunque igual de importante que los demás, que consiste en apagar las luces cuando no las estemos utilizando. Para ello podemos instalar varios interruptores para encender únicamente las luces necesarias o poner luces que se activan por detección de movimiento y que dispongan de un programador que las apague en un cierto período de tiempo. Para las luces de exterior lo más utilizado son interruptores fotoeléctricos que encienden y apagan las luminaria según la luz ambiental, programadores con los que elegir a qué hora se encienden y apagan o luces con encendido por detección de movimiento.
– Revisar los horarios de uso de grandes electrodomésticos. Si tenemos una tarifa con discriminación horaria, podemos ahorrar bastante simplemente usando los electrodomésticos de mayor consumo a horas en las que la luz sea más barata. Por ejemplo, podemos programar la lavadora para que se ponga a funcionar de madrugada o ponerla justo antes de irnos a dormir, usar un temporizador que encienda electrodomésticos como un termo eléctrico en determinadas horas en vez de mantenerlo encendido todo el tiempo. O intentar preparar las comidas la noche anterior para luego solo tener que calentarlo unos minutos.
– Atentos a la eficiencia de los electrodomésticos. A la hora de sustituir un electrodoméstico, es importante tener en cuenta su eficiencia energética, que va desde la A a la G (la nueva normativa elimina las clases A+, A++ y A+++, aunque endurece los requisitos para tener la categoría A). El desembolso por un electrodoméstico más eficiente es mayor, pero a la larga, y dependiendo de la frecuencia de uso, puede merecer la pena. Como siempre, conviene hacer antes un análisis previo para saber si compensa realizar dicha inversión.
– Ajustar la temperatura del frigorífico. En el caso de frigoríficos y congeladores, tener una temperatura correcta para reducir el consumo el muy importante. Se recomienda una temperatura de 5ºC para el frigorífico y -18ºC para el congelador, aunque puede variar dependiendo donde nos encontremos.
Además es muy recomendable saber qué vamos a coger del interior de la nevera o congelador antes de abrir la puerta, ya que si no la tendremos abierta más tiempo del necesario, haciendo que suba la temperatura en exceso y necesitando más energía para volver a enfriar el interior.
– Reducir la temperatura al lavar. Los programas que usan temperaturas más elevadas tienen un consumo significativamente mayor. Pasar del programa de 60ºC al de 40ºC en la lavadora puede suponer un ahorro de hasta la mitad de energía. Utilizar los programas ECO en lavavajillas también es un gesto muy recomendable a la hora de disminuir el consumo.
Cuantas más medidas se tomen para reducir el gasto energético, mayor será el ahorro. Recordar de nuevo que estos consejos son genéricos y que las condiciones de cada usuario son distintas, por lo que puede que algunos se adapten a nuestras necesidades y otros no. Lo más importante es recabar toda la información disponible a nuestro alcance, hacer un estudio de nuestros hábitos de consumo y las condiciones de nuestro contrato de suministro y a continuación tomar las medidas necesarias para implantar aquellas que estén a nuestro alcance para obtener el mayor ahorro posible.