La mejor forma de proteger cualquier propiedad, bien sea una vivienda habitual, una segunda residencia o un local comercial, es mediante un sistema de alarma de calidad. Cabe recordar que cualquier persona puede instalar un sistema de alarma en propiedad sin necesidad de pagar cuotas mensuales o contratar un servicio de mantenimiento. El funcionamiento de las alarmas es sencillo: en el instante que cualquier sensor se activa, el equipo realiza un aviso a los propietarios, sin intermediarios ni esperas.
Los sistemas de alarma en propiedad suelen contar con un sensor de movimiento interior y con un contacto magnético para la apertura de puertas, si bien es cierto que estos dispositivos detectan a los intrusos una vez que han llegado a la entrada de la vivienda o incluso cuando ya se encuentran dentro. Es por ello que resulta conveniente añadir elementos que protejan todo el perímetro y detecten a los intrusos antes de que puedan llegar al interior. Existen fundamentalmente 2 elementos para la detección en el exterior y son las barreras de infrarrojos y los detectores de movimiento aptos para intemperie.
Sensores PIR para exterior
Los PIR para exterior son detectores de movimiento capaces de discriminar a los verdaderos intrusos del resto de cosas o animales propios de jardines, terrazas o patios. Estos detectores de movimiento tienen un rango de actuación que oscila entre los 8 a 15 metros, dependiendo del modelo, en un abanico de 90º. Montan una carcasa que soporta la lluvia y el polvo, por lo que pueden colocarse tanto en porches como completamente a la intemperie. Los detectores de movimiento para exterior se utilizan con mayor frecuencia en viviendas con patio o jardín, ya que resultan fáciles de instalar y cubren el área necesaria.
Barreras de infrarrojos
Las barreras de infrarrojos son unos dispositivos que crean una valla electrónica, invisible a los ojos de las personas, que protegen todo el perímetro de una forma efectiva y económica. Las barreras están formadas por dos dispositivos, emisor y receptor, que deben colocarse enfrentados entre sí. Resultan muy útiles en fincas rústicas, parcelas, viviendas aisladas, fábricas o naves industriales, ya que permiten cubrir grandes distancias al tiempo que generan muy pocas falsas alarmas.
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